
21.45 CINE PAZ (C/ FUENCARRAL, 125, MADRID)
(Aforo Limitado)
MICHAEL KINNANE / 2008
(Proyección en versión original en inglés con subtitulos en castellano)
Sobre la palabra yo -que es otro modo de decir “la experiencia humana”- existe hoy una gran confusión. Y, en cambio, es cuestión de vida o muerte que comprendamos qué es el yo, qué es el sujeto humano: aquel que está en el origen y en el centro de los actos y que se muestra en la acción. En efecto, los factores más profundos de la personalidad no se alcanzan por mero análisis o concienzudos razonamientos en cadena interminable de pensamientos, sino que se nos muestran a una observación atenta, completa, insistente y apasionada de uno mismo en acción; de uno mismo en su propia experiencia, tal y como se compromete y vincula -o desvincula- con la vida.
Entonces uno se lleva la grata sorpresa de que la realidad emerge, se transparenta, en la experiencia. Sí, que la experiencia es un locus de revelación, que es elocuente y significativa; que se da a entender y reclama ser descifrada. Y así la realidad, a través de la experiencia, se convierte en signo con carácter de anuncio, llamada y – ¿por qué no?- también de promesa.
Poder decir yo de verdad, saber quién soy y a quién pertenezco es tan necesario e ineludible como el darse cuenta de ante quién sale a flote lo mejor de mí mismo. Si descuido mi yo, si acepto reducirme a mero nombre, a mero factor funcional o a mero engranaje de un mecanismo anónimo entonces es imposible que sean mías las relaciones que conforman mi vida.
Si La Experiencia Humana fuera algo confuso, fluctuante y cerrado sobre sí mismo, entonces las palabras más importantes de la vida serían meras etiquetas indicativas y los vínculos se desvanecerían o se reducirían a meras reacciones instintivas o meros roces tangenciales. Sería imposible el encuentro interpersonal y la unidad de pasado, presente y futuro…y la colaboración gratuita y agradecida.
En este tan aclamado y galardonado documental nos adentramos, en un viaje iniciático, a latitudes diversas del globo terráqueo y a recovecos y pliegues profundos del samaritano pozo del corazón humano. Y descubrimos con gozo – de ¡ eureka !- que nos podemos entender y reconocer en una experiencia humana compartida y noblemente sentida más allá de toda ideología y esquema preestablecido. Vocación originaria a la amistad y a la relación, identidad y diferencia no se pelean, sino que se enriquecen y multiplican hasta el ciento por uno. Existe la posibilidad gozosa y sorprendente de la reciprocidad que vence extrañezas y enemistades. Existe la posibilidad de interlocución veraz y sincera y de colaboración noble.
JOSÉ LUIS ALMARZA