La última excursion del año fue el lunes, 30 de diciembre, pero ¿qué mejor forma de despedir el año que a los pies de la cruz de la cima de Abantos?
A las 8:30 ya estábamos todos en el Mater preparados para salir hacia El Escorial, éramos pocos autobuses, sólo tres, uno por cada grupo pero allí estábamos los más valientes.
Todos muy abrigados, parecía que iba a hacer un día frío y nos íbamos a encontrar mucha nieve y viento pero al final nos sobraron algunas cuantas capas.
Después de perdernos por el pueblo llegamos a la estación de autobuses desde dónde empezamos a andar por unas cuestas interminables hasta llegar a la falda de la montaña donde nos reunimos en un círculo. Almu Tornero nos guió en el ofrecimiento y nos puso como ejemplo a San Francisco Javier para entregarnos a los demás como el lo hizo.
Al principio empezamos a subir en silencio, pero no tardamos en empezar a animarnos cantando y contándonos lo que habíamos hecho en Navidades, los regalos que habíamos recibido y los que íbamos a pedir a los Reyes. Como éramos pocas subimos a un buen ritmo pero siempre haciendo paradas para descansar y coger fuerzas con alguna chocolatina y un poco de agua.
Así, sin pasar mucho frío, llegamos a la zona de la fuente en la que rellenamos nuestras cantimploras y nos encontramos con los chicos. Allí, no pudimos resistirnos a jugar con la poca nieve que habíamos visto en el día.
Acabada la última parada, subimos el último tramo juntos hasta la cima, en la que nos esperaba la enorme cruz de Abantos y desde donde teníamos unas increíbles vistas del paisaje de Madrid.
Después de hacernos unas cuantas fotos tuvimos el silencio de cumbres guiado también por Almu que nos ayudo a ponernos en presencia del Señor y a dedicarle un rato de nuestro dia reflexionando sobre como habíamos vivido el nacimiento de Jesús y de que manera íbamos a ofrecerle el nuevo año que comenzaba. Al terminar bendecimos y comimos, seguido de una pequeña siesta.
Después tuvimos reunión por patrullas en la que hablamos sobre la frase de la oración montañera «dar sin medida» y llegamos a la conclusion de que hay que pensar antes en los demás que en nosotros mismos y no tener en cuenta lo que damos y lo que recibimos después de esta entrega
Como ya empezaba a hacer frío, comenzamos la bajada hasta llegar al claro de la fuente donde tuvimos unos divertidos juegos para entrar en calor, que estaban ambientados en la Navidad.
Seguimos nuestra bajada cantando, como siempre, hasta llegar a el Escorial donde nos reunimos mayores, pequeños y chicos para tener la misa que celebró el padre Paco y a la que también asistieron algunas personas del pueblo. Tras acabar regresamos a la estación de autobuses para volver a casa con mucha alegría y con ganas de seguir hacienda las cosas con el lema de nuestra vida de fondo. Todas agotadas, ¡a ver quien celebra Nochevieja con estas agujetas! MONTAÑEROS DEL MATER SALVATORIS: MÁS, MÁS y MÁS