¡HAGAN LIO, QUE SE SALGA AFUERA!
“EL ESPIRITU NO SE PUEDE ENJAULAR”
Nuestra misión de abril, tan esperada para todas, comenzó saliendo del cole el viernes 5 abril a las 15:30. Cuando llegamos a Canencia, un pueblecito de la Sierra de Madrid, nos esperaba el Padre Wooby ¡con muchísimas ganas! Nos tenía preparada una Eucaristía de bienvenida, continuada por un Vía Crucis bajo la lluvia por las calles del pueblo. Este Viacrucis nos ayudó a tomar contacto con la gente del pueblo, ya que muchas personas mayores nos acompañaron durante todo el trayecto.
La Madre Allende puso, con su voz y su guitarra, unas notas de ánimo en el camino hacia la Iglesia. A continuación, cenamos en el albergue y llegó… ¡LA VELADA! En la que hicimos un montón de juegos y actividades para conocernos mejor y contagiarnos con el Espíritu Misionero de unidad y alegría, necesario para la labor del resto del fin de semana.
El sábado comenzó con el ofrecimiento de obras en el que pedimos por el fruto de nuestra misión, y por fin empezamos con la tarea encomendada: dirigirnos a tres pueblos llamados Canencia, Gargantilla y Pinilla en los que dimos a conocer nuestra Fe a través de testimonios, visitas a las casas y juegos con los niños. ¡Fue un día de locos! Como siempre, conocimos la vida de muchas personas, pero la inolvidable Tina tendrá siempre un recuerdo especial en nuestra memoria.
¡En Gargantilla llamamos la atención a más no poder! Una de las misioneras mayores, Techu, se preparó una predicación del Kerygma y del amor de Dios a partir de una lectura de la Biblia. ¡A voz en grito, en la plaza y todo por amor a Cristo! El padre decía, ¡hagamos locuras por amor a Cristo!
Después de un merecido descanso en un Pinar, tocaba ir a preparar la Hora Santa. En esta ocasión fue distinta a las demás, fue una Hora santa de evangelización: después de recibir la bendición del Santísimo, un grupo de misioneras salimos por las calles del pueblo invitándoles a pasar este rato de oración con nosotras, otro grupo, se quedó rezando por el fruto de la misión. Nos pasó de todo, a unas les hacían caso, de otras se reían y a otras nos ignoraban, pero entre todos los que fuimos, ¡conseguimos llenar la cruz de Cristo de intenciones y peticiones! Para mí la Hora Santa fue muy emotiva pues me dijeron que iba a recibir el brazalete blanco que tanta ilusión me hacía.
El domingo continuamos con nuestra misión. Esta vez consistía en preparar la Eucaristía del Domingo en las Iglesias, donde el Padre, pidió a modo de Homilía el testimonio de una de nosotras donde nos dimos cuenta que para poder comunicar nuestra Fe primero tenemos que estar verdaderamente convencidas de ella. Como dice el Papa: “El espíritu no se puede enjaular”, debemos dar testimonio y no quedarnos encerrados entre cuatro paredes, aunque las condiciones sean desfavorables.
Después de un aperitivo de despedida con la gente de Canencia nos desplazamos al Pantano de Pinilla, para tener una estupenda comida todas juntas con el P. Wooby. Terminamos con la gran batalla del “Hand-paint”, en la que no faltaron risas y un lavado “exquisito” en el pantano.
Antes de despedirnos, nuestra queridísima jefa Inés nos contó su experiencia en misioneras, de la que aprendimos que misiones es como una familia donde siempre vas a encontrar apoyo, alegría, humildad y una grandísima devoción a nuestra Madre, que siempre nos acompaña en todas nuestras misiones. Y nosotras la agradecimos su entrega en misioneras con una canción cantada por todas y un regalo en el que queda reflejada su huella en misioneras.
¡Al final llegó el momento más esperado! Tres misioneras recibíamos brazalete acompañadas de nuestras madrinas. Así, ya estamos preparadas para nuestra próxima misión.
“EN TODO AMAR Y SERVIR”
Beatriz , 1º Bachillerato.