Contaros primero un poquito batalleramente lo que hicimos.
Viernes: Salida desde el Mater hacia Estella donde dormiríamos la primera noche. Nos habían preparado un juego muy diferente y muy divertido en el que todos teníamos que mezclarnos y descubrir algo de personas que no conocíamos, todavía.
Sábado: Empezamos el día con Misa todos juntos para empezar con fuerza. Tuvimos un coro más que estupendo que nos hizo despertar rápido. Después nos pusimos en marcha con un tiempazo alucinante; muchos acabamos en pantalón corto. Llegamos a Cáseda de noche sin ningún tipo de amago de pérdida. Gracias a Dios, buena temperatura y con una sorpresa para los chicos, este año tenían duchas. Pudimos cenar fuera con un simple jersey gracias a la estupenda temperatura. Ya cenamos y la mayoría limpitos, el mejor momento del día: LA HORA SANTA. Tuvimos la gran suerte de tener dos grandes testimonios de Rocío Blanco y de Isa Álvarez de Mendizabal, simplemente, alucinantes.
Domingo: Nos pusimos en marcha con las banderas en alto rezando con todos los peregrinos el Viacrucis para llegar a Javier. Nada más llegar, nos amenizaba un hombrecillo que intentaba que ensayáramos los cantos para la Misa por encima de los gritos de emoción de haber llegado. Tuvimos una Misa realmente emocionante. Después, los Montañeros tendríamos nuestra tradicional entrega de pañoletas en la que todos los demás apostolados quisieron apoyarnos. Visita al Cristo, por supuesto y los tradicionales «churros con chocolate» y «patatas con ketchup y mayonesa». Justo antes de subirnos al autobús, foto de grupo y ya vuelta a Madrid.
Un fin de semana como todos, viernes, sábado y domingo pero con un toque especial, peregrinábamos a Javier y con la Virgen en alto y todas nuestras intenciones en su mochila. Muchísimas caras conocidas pero desconocidas en nuestro grupo. Caras de -¿qué hago yo aquí? Me han liado pero bien- eso sí pero con intriga de ver la sonrisa del Cristo.
En esta Javierada, Dios ha querido servirse de cada uno de nosotros como meros instrumentos. Ha querido contar con la Congre unida y así lo ha hecho. Ha querido actuar en cada momento con cada uno que decidió montarse en nuestros autobuses. Sólo hay que ver los frutos más evidentes, el sábado en la reunión habíamos crecido un 25% fácilmente gracias a la Javierada. Testimonios alucinantes en los que reinaba la Virgen en cada uno de ellos. Testimonios voluntarios de muchas nuevas incorporaciones.
Una vez más me doy cuenta de la gran familia que somos, de la suerte de haber sido llamada a ser miembro. Que nos han elegido para ser instrumentos vivos de la Verdad. Que solos no vamos a ninguna parte.
Y, sobre todo, QUE LA CONGRE MOLAMOS!
