Día de Campamento #12

Hoy despertábamos con una chispa de emoción en la mirada. El día del que tanto nos habían hablado desde el comienzo del campamento, ese día que esperábamos con ansia, el día de la multiaventura, había llegado. La organización fue clave; la eficacia y la rapidez, condicionantes para que saliera todo bien. No tuvimos gimnasia esa mañana ya que íbamos a tener suficiente durante el día. Tras el imponente izado fuimos volados a desayunar y nos dividimos en mayores y pequeños para disfrutar de la actividad de manera más cómoda. Comenzaron los pequeños. Mientras tanto en el campamento se realizó la última revista del campamento en la cual sobresalieron gratamente algunas patrullas de pequeños. La oración se hizo un hueco también esa mañana llena de nervios. La multiaventura constaba de cuatro fantásticas actividades: la tirolina, la escalada, la introducción a la “Vía Ferrata” y el “puente tibetano”, o eso nos dijeron que era. Todas estas actividades estuvieron supervisadas por los jefes y por monitores especializados. Los enanos lo pasaron en grande, aunque a los mayores les supo a poco, después de la marcha larga que hicieron todo es insuficiente para ellos.

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El tiro con arco se hizo desear hasta la tarde. Un ya experimentado acampado, Gonzalo, colaboró en la organización de dicha actividad respaldado de todo el equipo de jefes. Se hizo una competición entre las patrullas de mayores y las de pequeños, lo que incrementó la rivalidad entre patrullas sanamente. Todos querían ser Legolas o Robert de Locklesly, aunque muy pocos lograron emularles. De los pequeños ganó la Patrulla 4 (“Caballeros de María”), y de los mayores la 8 (“Matamoros”), si bien hay que añadir que Gonzalo es de la 8 y que el jefe de la 4 ya sabía tirar, Ángel.

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Después de un día con tanta actividad, ni las moscas se nos acercaban, así que fue hora de irnos a las duchas, para estar limpios para la Misa. La cena nos ayudó a recuperar energías y la noche estuvo marcada por dos acontecimientos. Por un lado los pequeños tuvieron un “Talent Show” en el que demostraron sus habilidades ocultas, desde piruetas dignas de profesionales y destrezas con el cubo de Rubik hasta un Highway to Hell que corearon todos. Los mayores tuvieron con el Padre Paco una charla sobre la castidad que fue clarividente en muchos sentidos. Remarcar de la charla que sí, estamos hechos para amar y sí, Él nos amó primero. También se nos quedó grabada la frase: “Amar es buscar el bien del amado”. Los sacos nos esperaban con los brazos abiertos para descansar y preparar físicamente el día siguiente, la marcha a Santo Toribio de Liébana.