Día 5

SanFranciscoJavier

Día 5: 29 de noviembre

ORACIÓN INICIAL

Tú, Señor, encendiste en el corazón de Javier un celo ardiente por la salvación de las almas. Haz que, uniéndonos a Ti, prenda en nosotros ese mismo fuego apostólico que nos lleve a gastarnos y desgastarnos por el bien de nuestros hermanos. Por Cristo, nuestro Señor.

SIRVIENDO EN LOS HOSPITALES DE ITALIA

En noviembre de 1536, junto con sus compañeros, Javier viaja a pie a Venecia para reunirse con Ignacio y emprender todos juntos la peregrinación a Tierra Santa. Después de dos meses de viaje llegaron a la ciudad y se reunieron. Mientras esperaban a que un barco partiera con rumbo a Tierra Santa, Javier dedica este tiempo a cuidar a los enfermos en el Hospital de Incurables.

 Nos puede parecer que esta fue una tarea muy fácil para Javier, pero más bien fue todo lo contrario: su condición de noble le había alejado de cualquier tarea de servicio. Javier tuvo que vencer sus escrúpulos y repugnancias, salir de sí mismo y, movido por un profundo amor apostólico, curar las heridas más purulentas de los enfermos abandonados de aquel hospital. Se dice que sus compañeros de cuarto en el hospital le oían gritar en sueños: “¡más, más y más!”, pidiéndole al Señor que cada día aumentara su deseo de entregarse a los demás y le pusiera más medios para conseguirlo. Otras veces soñaba que cargaba sobre sus hombros un indio, anuncio profético de sus trabajos misioneros…

En junio se ordena sacerdote en Venecia y, más tarde, se traslada a Bolonia, en donde vive predicando, confesando, enseñando la doctrina, trabajando en los hospitales, entregándose sin descanso a su misión como sacerdote. Durante su estancia en la ciudad, recibió la noticia de que le habían concedido el título de nobleza y un puesto en el cabildo catedralicio de Pamplona, el primer paso para una carrera prometedora, pero Francisco renunció a estos honores con un corazón libre y alegre.

Aprendamos de san Francisco Javier a salir de nuestras comodidades y a dedicarnos cada día con más empeño a la misión apostólica de cada día nos encomienda el Señor, a cada uno en sus circunstancias concretas.

Petición. Padre nuestro, avemaría y gloria.

ORACIÓN FINAL 

Señor Dios nuestro, Tú has querido que numerosas naciones llegaran al conocimiento de tu nombre por la predicación de san Francisco Javier; infúndenos su celo generoso por la propagación de la fe y haz que tu Iglesia encuentre su gozo en evangelizar a todos los pueblos. Por Jesucristo nuestro Señor.