Por fin llegó el fin de semana que muchos esperaban con muchas ganas e ilusión. Podríamos resumirlo como unas convivencias en las que se hizo hincapié en la misión de un apóstol, la misión que tendremos este curso en CyM concretamente, la unión entre nosotros y lo más importante, estar con el Señor. Llegamos y tuvimos Cineforum con la película de “Hasta el último hombre” que no nos dejó indiferentes a ninguno. Entre muchas cosas, podríamos destacar del mensaje que nos transmitió el soldado Dash con su vida: la fidelidad, confianza y valentía. Un hombre que quiso ser fiel y mantuvo sus principios hasta el final como seguidor de Jesucristo. No solo hablaba de su fe sino que vivía de ella en una situación de conflicto real. El padre nos dijo una frase que lo reflejaba muy bien “Los que confían en el Señor tendrán fuerzas inagotables”. ¿Cómo no quererlo nosotros? ¿Cómo no confiar en Aquel que lo puede todo?
Al día siguiente, por la mañana tuvimos la enorme suerte de poder recibir una ponencia y posterior coloquio con Jose Luis Restán, un periodista español que es Director de la edición religiosa diaria de la Cadena COPE.
Nos puso en contexto de cuál es la situación y el escenario en el que vive el católico hoy en día (partiendo de nuestras raíces) para que, conociendo la realidad, podamos así ser capaces de responder mejor a la llamada del Señor y de dar testimonio vivo como apóstoles suyos. ¡Tenemos que salir mar adentro, nos jugamos la vida en esto!
Por la tarde, nos fuimos de excursión por el Valle de la Fuenfría hasta el mirador de la Reina donde pudimos contemplar la belleza del paisaje y tener un rato de oración en la montaña.
Pero ya se estaba acabando el fin de semana, aunque no antes sin concretar qué nos pide la Virgen como congregantes (o futuros) en nuestro apostolado este año. Por ello, el domingo por la mañana la Comisión nos recordó cómo nace CyM, que significa ser apóstol, y más concretamente cual iba a ser nuestro campo de batalla en el apostolado (Parroquia de San Emilio, el Colegio Mayor Roncalli y en ciudad universitaria). Se hizo especial hincapié, y ya lo dicen los estatutos, que el apostolado del congregante “brota de la vida interior, que tiende a suscitar en el corazón y en la vida la conversión y la adhesión personal a Jesucristo”. Qué importante es tener claro esto, que el protagonista es sólo y únicamente el Señor, que cuanto más cerca estemos de Él, cuanto más le conozcamos y más le amemos, más luz podremos ser en el mundo (y en el apostolado).
Pensando en nuestra misión de apóstol, se me venía a la cabeza la imagen de vernos a nosotros como una lámpara transparente que tiene en su interior una vela que es la que da luz, ya que la lámpara por sí sola no ilumina. Ésta sólo deja que la luz pase a través de ella, por lo que cuanto más transparente sea y cuanto más fuerte y grande sea la llama, más alumbrará a quien se acerque o con quien nos encontremos. Así somos, como pequeñas lámparas en medio del mundo.
Para acabar el fin de semana, qué mejor manera de terminar que hacer una escapada a la Ermita de San Antonio donde pudimos tener Misa y acompañar al Señor, hacer picnic y renovar nuestra consagración para que, poniendo el corazón y la mirada en María, nos lancemos con confianza y valentía a la misión tan grande y a la vez tan pequeña que tiene preparada para nosotros este año.
“Ve y prende fuego al mundo”.
Marta Zornoza, CM.