Por fin llegó el esperado día de la misión. Una vez que todas estábamos reunidas en el colegio fuimos a la capilla para poner nuestro día en manos de la Virgen. Después de dejar a un lado nuestros problemas y preocupaciones, meditamos el Evangelio de la Anunciación , a través del cual pudimos tomar a la Virgen como ejemplo de entrega y confianza en Dios. Finalmente, nos subimos al autobús rumbo a Ávila.
Tras dividirnos en dos centros de discapacidad, comenzó nuestra misión. Pudimos ver como cada una salió de sí misma para poder animar y escuchar a los residentes. Aprendimos sobre la entrega, la delicadeza y la empatía viendo a nuestras compañeras. Y es que a veces no nos damos cuenta de lo mucho que podemos hacer cuando vamos de la mano de Dios y de la Virgen. La actividad de por la mañana consistió en la realización de un llavero de la Virgen para que así puedan llevarla siempre consigo en el bolsillo.
La mañana terminó con una Misa preciosa en el Convento de la Encarnación, que es donde vivió Santa Teresa de Ávila. Nos dimos cuenta que Santa Teresa era una misionera todos los días del año, sin salir del convento, ya que rezaba todos los días por todos los misioneros del mundo y por la labor que hacen. Más tarde, disfrutamos de una comida al aire libre en compañía de cada una de nosotras, para ir forjando cada vez más este vínculo de amistad que nos une. Después tuvimos reunión en la que vimos cómo superar nuestros miedos e inseguridades y cómo aprender las unas de las otras.
Por la tarde, fuimos a un centro de discapacitados. En él, sacamos a la niña que todas llevamos dentro para participar en una gymkana de juegos en los que no faltaron la bomba, el juego de las sillas, las estatuas…
Por último, terminamos el día de la mejor manera posible: rezando un Rosario a la Virgen junto a todos los discapacitados. Es una suerte ver cómo ellos son los preferidos del Señor, y como a pesar de sus dificultades ponen toda su alegría en cada cosa que hacen, dándonos una vez más una lección. Una vez más, regresamos al colegio llenas de amor que nos impulsa a ser apóstoles y misioneras en nuestro día a día.