
Tras tanto tiempo esperando, llegó el ansiado viernes 26 de abril. Nos reunimos todos los montañeros para merendar y jugar para conocernos mejor entre todos, nos subimos a los buses y pusimos rumbo al albergue Valle de los Abedules. Por fin llegamos, ¡ya estábamos oficialmente de acampada!
Antes de nada, fuimos a arriar las banderas entonando, como siempre, nuestra canción. Después dejamos todas nuestras cosas en las habitaciones y fuimos a cenar para justo después ponernos a jugar a países, un juego en el que la estrategia y agilidad lo son todo. Para terminar este día, hicimos el examen de conciencia revisando bien cada momento y le ofrecimos a la Virgen el día de excursión que nos esperaba.
El sábado por la mañana nos levantamos y rápidamente fuimos a izar las banderas y a hacer el ofrecimiento para poner el día en manos de la Virgen. Desayunamos rápidamente y sin perder un minuto nos pusimos a andar, como siempre, en silencio pidiéndole al Señor que nos ayudara a dar el máximo. Ya terminado el rato de silencio empezamos a cantar con todas nuestras ganas, animándonos unas a otras a seguir subiendo, gracias a lo cual llegamos a la cima del Mondalindo, donde unas espectaculares vistas nos esperaban.

Con este impresionante cuadro de fondo celebramos la Santa Misa, dándole gracias a Dios por ese día tan maravilloso que estábamos teniendo. Hambrientas, bendecimos y nos pusimos a comer para después descansar un rato al sol antes del silencio de cumbres, momento para contemplar la grandeza de la Creación.
Después vino la bajada y con ella algún que otro resbalón que nos hace reír tanto. Un poco antes de llegar al albergue rezamos el Rosario ofreciéndoselo a la Virgen y terminándolo con una canción dedicada a Ella. Al llegar, corriendo a las duchas y a ultimar los detalles de la velada para después disfrutar de una Hora Santa junto al Santísimo expuesto. Allí renovamos el compromiso que hicimos al recibir las pañoletas, y la pañoleta que se impondría al día siguiente fue bendecida. Para cerrar el día, arriado, cena y un rato para ensayar por última vez las veladas, de las que disfrutamos riéndonos como nunca de los obviamente increíbles dotes de canto y baile de todas las montañeras (incluidas jefas). ¡Y a la cama! Aunque sin olvidarnos del examen de conciencia.

¡Buenos días!! Último día de acampada! Aunque volvíamos ya a casa, todavía nos quedaba mucho por disfrutar antes de eso. Comenzamos el día con el izado y el ofrecimiento, un estupendo desayuno, un rato de oración por patrullas para hablar un rato con el Señor y la Virgen y la rxp. Después llegó el gran juego y, tras unos momentos de confusión al principio, todas cogimos el ritmo y le pusimos todas nuestras ganas e ilusión.
Después fuimos a formar para la entrega de la pañoleta, insignias y galones en reconocimiento al esfuerzo durante la acampada y el año entero. De vuelta a los buses y a casa!! Al llegar al cole rezamos el Rosario y nos juntamos con el resto de montañeros para tener Misa todos juntos en la capilla de bachillerato. Y por último, la vuelta a casa tan dura como siempre, pero con las mochilas cargadas de ganas para el resto del curso y en especial para el campamento.

