BARRABÁS

BARRABÁS

Ahora bien, en el día de la fiesta les soltaba un preso, cualquiera que pidiesen. Y había uno que se llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín que había cometido homicidio en una revuelta. Y viniendo la multitud, comenzó a pedir que hiciese como siempre les había hecho. Y Pilato les respondió diciendo: «¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?» Porque conocía que por envidia le habían entregado los principales sacerdotes. Mas los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltase más bien a Barrabás. Respondiendo Pilato, les dijo otra vez: «¿Qué, pues, queréis que haga del que llamáis Rey de los judíos?» Y ellos volvieron a dar voces: «¡Crucifícale!» Pilato les decía: «¿Pues qué mal ha hecho?» Pero ellos gritaban aun más: «¡Crucifícale!» Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás, y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuese crucificado. (Mc 15, 6-15).

COMPOSICIÓN DE LUGAR

Jesús, humillado, despreciado y rechazado frente a
un Barrabás codicioso, vanidoso y lleno de orgullo.

PETICIÓN

Descúbreme el valor de tu reino frente al atractivo y seductor reino
del mundo. Recíbeme Señor bajo tú bandera.

(1) Pilato ha intentado mantenerse neutral ante la Verdad, sabiendo que Jesús es inocente y que le habían entregado por envidia. Se ve esclavizado por sus propios temores. Es una marioneta con la que el pueblo judío juega. Igual nos puede pasar a nosotros cuando no tomamos partido por la verdad, somos Esclavos de nuestras pasiones, miedos… de nuestro pecado.

(2) Barrabás es un personaje interesante. Revolucionario contra el imperio romano y un asesino. Es una especie de mesías para el pueblo. Por otro lado, el nombre de Barrabás (Bar-abás significa hijo del padre). Representa la soberbia y la ambición, es decir un mesianismo mundano apoyado en lo terreno que conduce inexorablemente a la violencia y a la muerte. Frente a él, Cristo (Hijo del Padre), humillado, la imagen viva de la pobreza y la humildad, representa, no, es el Señor del mundo de la Verdad y la Vida. ¿Me doy cuenta, lo que esto supone para mi vida cotidiana? Continuamente se me presentan estos reinos, necesito luz para discernir bien.

(3) Y Pilato les respondió diciendo: «¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?» Porque conocía que por envidia le habían entregado los principales sacerdotes. Se ve la ingenuidad de Pilato, entregado al mundo y además, conociendo los motivos por los que se movían los judíos. Pero es esclavo de su decisión de no comprometerse con la Verdad. En la vida no se puede ser neutral. Mas los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltase más bien a Barrabás. Impresiona como los dirigentes religiosos arrastran al pueblo para que escojan a Barrabás, al mesianismo mundano. Pensemos cómo actúo yo, qué influencias tengo en mi vida, de qué me dejo llevar o el daño que puedo hacer. Respondiendo Pilato, les dijo otra vez: «¿Qué, pues, queréis que haga del que llamáis Rey de los judíos?» Y ellos volvieron a dar voces: «¡Crucifícale!» Pilato les decía:» ¿Pues qué mal ha hecho?» Pero ellos gritaban aun más: “¡Crucifícale!» Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás. Pilato se ha convertido en una marioneta de los judíos. El pecado juega con Él. Rebaja su criterio de justicia que se queda en un mero satisfacer al pueblo. En el fondo, es la cobardía de Pilato y el pueblo manipulado, o que se deja manipular. Es lo más cómodo.

(4) Contemplar a Cristo, con esa humildad y señorío del hombre justo por excelencia. Cristo pospuesto a Barrabás. El hombre bueno, justo, santo… por excelencia preterido a Barrabás, el hombre deshonesto, bandido, asesino… Contemplar mucho a Cristo. Su silencio, su amor que le hace ir adelante a pesar de todo. Su fidelidad al Padre, que nunca le abandona, su entrega a cada uno de nosotros.

Todos los días se pone ante nuestro corazón esa misma escena: Barrabás y Jesús. No la podemos evitar. Constantemente tenemos que elegir. Este es nuestro drama cotidiano del que no podemos escapar. ¿Cuál o mejor aún, a quién escojo yo? ¡Señor, que sepa descubrir lo mucho que me amas, para poder seguirte y acompañarte!


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