En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le contestó: ¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre. Él replicó: Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño. Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme. A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios! Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el Reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios. Ellos se espantaron y comentaban: Entonces, ¿quién puede salvarse? Jesús se les quedó mirando y les dijo: Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo. [Pedro se puso a decirle: Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. Jesús dijo: Os aseguro, que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más, casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones, y en la edad futura vida eterna.
En este tiempo de confinamiento habéis podido apreciar y valorar los sacramentos. También habéis visto que hay sacerdotes que han entregado su vida por los demás. Recordar aquel sacerdote italiano que dio su respirador a un joven. El joven salvó la vida y el sacerdote murió. Cristo necesita sacerdotes y religiosos que se consagren a Él y vivan para Dios y para los demás.
COMPOSICIÓN DE LUGAR
El Maestro caminando y el joven, corriendo, se arrodilla ante él. Cruce de miradas. Diálogo hermosísimo entre los dos.
PETICIÓN
¡Qué busque hacer tu voluntad, qué no me busque a mí mismo!
* La primera parte es la historia de este “joven”, como tú, que siente y busca darse en la vida, y muchas veces, no sabe cómo hacerlo. En el camino de la vida se encuentra con Jesús. ¿Cómo se dirige a Él? le llama Maestro Bueno, le conoce para atreverse a llamarle bueno y al doblar la rodilla manifiesta un gran respeto ante Jesús, pero no tiene una claridad en su conocimiento, como veremos. Quiere saber, como es razonable, que ha de hacer para heredar la vida eterna. Es decir, tiene intención de entrar en juicio consigo mismo, ver realmente cuál es su camino. Atención que hoy hemos perdido el sentido de nuestra vida. En parte por culpa de todo lo que nos rodea, por una técnica que amenaza con llenar nuestra vida, despojándonos de nuestra personalidad y sumergiéndonos en el individualismo… Y sin embargo, venimos de Dios y vamos a Dios. No somos eternos y algún día nos enfrentaremos con la muerte y después… ¿qué nos hubiera gustado escoger?
Jesús le da una respuesta, que a primera vista, puede parecer desconcertante, diciendo que bueno solo es Dios y que ha de guardar los mandamientos para heredar la vida eterna. Con la no aceptación del tratamiento de bueno no pretende rechazar la pregunta acerca de la vida eterna, sino corregir la postura del hombre. El que está preocupado por esa pregunta, sólo puede esperar la respuesta de Dios. Jesús no proclama otra cosa que cumplir la voluntad de Dios y esto se realiza viviendo los mandamientos de Dios. Cumplir con tus deberes de estado, ser buen hijo de familia, estudiar, buen congregante, buen cristiano… El joven dice que los ha cumplido desde su juventud. Y ¿tú?
** La segunda, trata de cómo mira Jesús a este joven. El evangelista nos dice que le miró con amor. Jesús te mira así y ese mirar provoca en el Señor el proponer a cada uno su camino. Hay un camino más radical. Veamos este camino. Vender todo lo que posees, es decir, dejar toda la riqueza de este mundo, y seguirle por una vida de entrega a Dios y a los demás. Pero hay mucho más, el que va por este camino encuentra un tesoro maravilloso: Cristo. Es el seguimiento radical y enamorado del Señor.
La respuesta del joven a esa invitación del Señor es negativa, porque estaba muy apegado a su forma de vida, a sus riquezas que no eran pocas, como nos dice el evangelio. O dicho de otra forma más fuerte, para el joven rico, la vida eterna depende de la postura ante las riquezas. Y, cada uno debe pensar si es o no es el joven rico, si de mi vida tira esto o aquello…
*** La tercera y última parte, Jesús señala el peligro de las riquezas, que pueden embotar el corazón y hacer que la persona se pierda y no entre en el Reino de los cielos. Porque hace que veamos las cosas de Dios como secundarias. Primero, según este juicio, es la vida y la salud, lo demás, es relativo a esto…
Y es que para el hombre es imposible salvarse. Para Dios, que lo puede todo, nada hay imposible. Y para aquellos que lo han dejado todo, Jesús les promete el ciento por uno en esta vida, con persecuciones y en la edad futura la vida eterna… Dios no quita nada, al contrario, lo da todo.