Este sábado 27 de abril, tras días de organización, las misioneras nos hemos ido a la Granja de San Idelfonso.
En la segunda residencia: ¡ cantando y bailando!
Antes de emprender la marcha hacía la Granja, iniciamos la misión con el envío misionero, en este momento las misioneras ofrecemos el día y le pedimos a Dios que sea Él quien nos mueva para ser capaces de llevar su Luz y alegría. En esta ocasión meditamos el Evangelio de las Bodas de Cana, hemos puesto nuestra atención en dos signos importantes, el primero es en la actitud de la Virgen, la primera misionera, nuestra Madre que se da cuenta de lo que hacía falta, en este caso el vino, pero, en nuestro caso la alegría que hace falta en las residencias a las que íbamos; Jesús en este caso atendiendo a la petición de su madre, les pide a los que sirven que busquen tinajas de agua y las transformó en vino; le pedimos de manera especial al Señor que transforme nuestra agua (el cansancio, agobio, pereza) por vino (alegría, palabras de consuelo, ánimo, esperanza). Una vez terminado el envío y ofrecido el día partimos a nuestro destino.

La primera residencia a la que hemos ido se llama San Fernando, ahí preparamos una manualidad que consistía en hacer un Rosario de pequeñas bolitas, los ancianos lo hicieron muy bien. Luego rezamos un Misterio del Rosario a la Virgen, que es nuestra Madre, para que nos cuide siempre; además, compartimos con los más mayores historias y cantos. ¡Estaban muy felices!
Luego hemos tenido Misa, el padre nos comentaba la importancia de transmitir la alegría del Resucitado!! Una vez recibido el alimento espiritual para continuar con nuestra jornada, hemos parado a comer, compartimos y tuvimos reunión en la cual hemos aprendido la importancia de tener un corazón capaz de compadecerse por el sufrimiento de los demás y un corazón dispuesto a entregarse pero para lograr esto el centro de nuestra vida debe ser Cristo, para así hacer su voluntad y no la nuestra.

Fuimos a la segunda residencia de las Hermanitas de los Pobres donde jugamos un bingo de Santos, los residentes la pasaron fenomenal, se divirtieron, sonrieron y conocieron muchos Santos nuevos. Otras misioneras estuvieron en la planta de arriba cantando con las ancianas que no podían bajar y visitando una zona de apartamentos que había para matrimonios. Luego nos hemos despedido para partir a Madrid.
Las misioneras pasamos un día lleno de servicio y amor, y sobretodo llevando a Jesús Resuscitado a cada uno de sus corazones.
EN TODO AMAR Y SERVIR