Semana Santa – grupos de viernes

Crónica Semana Santa 2019 – Mota del Marqués

Un grupo de familias de Congre hemos tenido el regalo de poder vivir la Semana Santa en Mota. Allí se viven estos días en familia, entre amigos y sobre todo, muy cerca del Señor.

Llegamos el miércoles, poco a poco fuimos apareciendo por allí todas las familias. Entre los niños muchos nervios y mucha ilusión y entre todos, mucha alegría por reencontrarnos allí. Las Madres de Mota, como siempre nos recibieron con todo su cariño y generosidad. Este año nos acompañaba el Padre D. Jesús Robledo, que una vez más, nos ha dado ejemplo de entrega, amor a Dios, y paciencia. Éramos cerca de 90 personas, y esa casa, tan acostumbrada al silencio, se iba llenando de ruido… Este año, nos explicaron, íbamos a ahondar en la misión evangelizadora que nos corresponde como familias de la Congregación Mariana Mater Salvatoris y San Francisco Javier. Y al día siguiente a todos nos esperaba una sorpresa al respecto.

El jueves por la mañana fuimos a visitar el Monasterio de la Santa Espina, dedicado hoy a la enseñanza, donde un amable hermano de Lasalle nos explicó la historia y todos los rincones del mismo. Pudimos venerar una reliquia de una Santa Espina que nos contó perteneció a la Corona de Nuestro Señor Jesucristo.

Y después la sorpresa… El Padre celebró una ceremonia de envío misionero. Una a una, todas las familias nos fuimos acercando a los pies del Altar donde el Padre nos esperaba con la Custodia en la mano, con el Santísimo ahí, tan cerca de nosotros, de nuestros hijos…fue emocionante y de allí salimos todos con la misión en el corazón. ¡Y necesitábamos esa fuerza! porque por la tarde empezamos… una a una, fuimos llamando a las puertas de Mota, a invitar a los vecinos a la Hora Santa que se celebraría esa misma noche en la Parroquia y a intentar transmitirles la Alegría del Evangelio, los niños misioneros, que tienen un corazón tan puro, desbordaban alegría, y los vecinos, muchos de ellos, quedaban contagiados. Por la tarde tuvimos los oficios donde, como siempre, los niños participaron emocionados del lavatorio de pies y donde todos acompañamos al Señor en el comienzo de Su noche más oscura.

Por la noche, en la Hora Santa en la Parroquia, ¡no cabía un alfiler! a Él sea la Gloria. Fue un momento de estar muy cerca del Señor, donde además, unos de los matrimonios del grupo, dio un maravilloso testimonio de fe y fidelidad a Cristo que nos tocó el corazón a todos.

El viernes tuvimos el Vía Crucis por el pueblo, es bonito ver cómo actúa el Señor y cómo cada año se une más gente del pueblo que quiere acompañar un ratito a Jesús en el Camino de la Cruz.

Después el grupo se dividió, por un lado los padres con los hijos se fueron de excursión y las madres con las niñas y los pequeños nos quedamos en Mota preparando la ya tradicional búsqueda del tesoro. Por la tarde los oficios y después la procesión donde este año ¡volvimos a participar! Fueron muchas niñas (¡y muchas madres!) las que salieron acompañando a los pasos. Y de nuevo nuestros maridos, hicieron de costaleros ayudando a que los pasos pudieran salir por las calles de Mota.

Y el sábado… una tradición que los niños no perdonan… el Valle de los Seis Sentidos. Un gran día donde todos disfrutamos, los niños subiéndose a todos los toboganes, tirolinas y demás y los mayores aprovechando para compartir un rato de conversación y de encuentro.

Ya de vuelta a casa nos preparamos para celebrar la Vigilia, unos preparaban a los monaguillos, otros las lecturas, los salmos… y todos preparamos el corazón.

Y por fin… ¡JESUCRISTO HA RESUCITADO! La alegría se palpaba en el ambiente. Todos juntos disfrutamos de un buen chocolate caliente con pastas y de unas geniales actuaciones por parte de los niños que, por grupos, nos representaron unas Parábolas.

El domingo Santa Misa por la mañana, ya con alegría de la Resurrección en todas nuestras almas y luego lo que tanto les gusta a los pequeños (y no tan pequeños…) la búsqueda de los huevos de pascua por los jardines de la entrada.

Y tras unos días de vivir en familia, en comunidad y muy cerca del Señor, toca volver a Madrid, a seguir siendo familias misioneras aquí, a guardar en nuestro corazón esa fuerza, esa alegría del Resucitado. Siempre nos cuesta a todos irnos, pero volvemos llenos de felicidad y de agradecimiento. Agradecimiento al Señor y a Nuestra Madre Mater Salvatoris por cuidar tanto de nosotros y agradecimiento a las Madres de Mota y las que van desde Madrid por acogernos con tantísimo cariño y entrega. ¡Gracias Señor por esta Congre tan maravillosa!

¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!